lunes, 12 de mayo de 2008

La competencia filosófica: imprescindible para un ciudadano europeo del siglo XXI

Mis colegas, los profesores de filosofía de secundaria, están que trinan por los resultados de la LOE. Comparto su indignación. El gran proyecto inicial de Educación para la Ciudadanía se ha convertido en el parto de los montes, que ha acarreado, como efecto secundario, la devaluación de las asignaturas de Filosofía y de la Ética de 4º, que ven reducidos sus horarios. Para ese viaje no necesitábamos alforjas. Mejor hubiera sido dejarlo todo como estaba.

En varias Comunidades Autónomas ha habido movilizaciones del profesorado, y desde este foro quiero sumarme a ellas. Esa jibarización de la filosofía demuestra un desprecio que sólo puede estar basado en la ignorancia. Pero las quejas y las movilizaciones no bastan. Tenemos que hacer algo más.

En primer lugar, para que nuestras reivindicaciones lleguen a la sociedad, debemos explicar con claridad la utilidad de nuestra asignatura, cosa que no hacemos bien. Mi experiencia -tras veinte libros, decenas de conferencias y centenares de artículos sobre filosofía en revistas de gran tirada- es que a la gente le interesa la filosofía cuando se enteran de lo que es. Pues vamos a explicárselo. Una tradición anacrónica repite como un timbre de gloria que la filosofía es un saber inútil, que no sirve para nada. Entonces, no vale la pena estudiarla. Los horarios escolares son reducidos y hay que utilizarlos bien. Lo que ocurre es que esa afirmación es falsa.

Lo que propongo es comenzar una campaña para mostrar que una “competencia filosófica” es imprescindible para un ciudadano europeo del siglo XXI. No se trata de que los alumnos deglutan unas cuantas nociones que no entienden, y hagan una galopada por la historia del pensamiento, que les va a parecer incoherente y rara. Se trata de que adquieran una nueva competencia: la novena. Como saben nuestros lectores, la Unión Europea ha seleccionado ocho competencias básicas, que deben constituir el gran objetivo educativo en todos los niveles de la enseñanza. Son las siguientes:

  • lingüística
  • científica
  • numérica
  • tecnológica
  • cultural
  • aprender a aprender
  • aprender a emprender
  • habilidades sociales y ciudadanía

Este esquema ha sido recogido por la LOE. Pues bien, lo que sostengo es que falta una competencia básica, la más específicamente europea. Es fácil ver que las ocho mencionadas son necesarias para vivir en una sociedad desarrollada, pero proporcionan habilidades fragmentadas y no fomentan ninguna capacidad crítica. Podrían servir para educar a un esclavo. Pero el mundo actual es complejo y conflictivo. Nuestros alumnos van a recibir mensajes contradictorios, y necesitan tener ideas claras sobre la realidad, su inteligencia, y su situación en el mundo. Tienen que saber pensar, seleccionar la información y ejercer sobre ellas una mirada crítica, si quieren ser libres. El asunto es serio, porque nuestros adolescentes necesitan estructuras mentales, afectivas y éticas que les permitan orientarse en el pensamiento y en la realidad.

Para tratar de estos asuntos hemos abierto un foro en Movilización educativa. Para acceder al foro, haga clic aquí.

Les espero.

miércoles, 9 de abril de 2008

¿Por qué es útil la filosofía?

Los profesores de filosofía nos quejamos con frecuencia de que nuestra asignatura no está suficientemente valorada. Estamos convencidos de que la filosofía no es un saber más, una parte importante de la formación cultural, sino que se mueve en un plano más profundo. Es la inteligencia reflexiva en acción. El sujeto inteligente hace muchas cosas: trabaja, va al supermercado, forma una familia, participa en política, se enamora, pinta, escucha música, toma decisiones. Pues bien, cuando reflexiona racionalmente sobre estas actividades, se encuentra haciendo filosofía sin saberlo.

Filosofar es vivir consciente, reflexiva y responsablemente. Por ello, necesitamos luchar contra la estúpida idea de que la filosofía no sirve para nada. Esa supuesta inutilidad era un elogio envenenado que pretendía enaltecer nuestra actividad poniéndola a salvo de un torpe utilitarismo. Pero, ¿para qué estudiarla, entonces? Tenemos que reivindicar la utilidad de la filosofía, su interés personal y social. Es el gran antídoto contra el fanatismo, el dogmatismo, la credulidad, la superstición y la simpleza. Desarrolla todo tipo de anticuerpos mentales: la capacidad crítica, la independencia, la visión de conjunto, la valentía ante los problemas, la valentía ante las soluciones a esos problemas. Es la inteligencia resuelta, es decir, la que soluciona los problemas y avanza con resolución.

El libro PROSOFÍA, que es, por supuesto, una herramienta pedagógica, desearía ser al mismo tiempo el comienzo de un movimiento de reivindicación de la filosofía, iniciado por nosotros, los docentes. No hay que esperar a que las leyes o la sociedad nos apoyen. Primero debemos demostrar la utilidad, la brillantez, la necesidad de lo que hacemos. No es verdad que el buen paño en el arca se vende. Deberíamos iniciar una gran operación de marketing filosófico, explicar bien lo que hacemos y, por supuesto, hacerlo bien.

Sería importante que los profesores nos uniéramos para conseguir que las autoridades educativas europeas reconocieran la necesidad de incluir la “competencia filosófica” dentro del modelo educativo que proponen. Para eso necesitamos mejorar nuestros procedimientos didácticos, elaborar materiales eficaces, atractivos y rigurosos. Al fin y al cabo es nuestra peculiar manera de colaborar al adecentamiento del mundo. Para facilitar esta cooperación, podemos utilizar esta página web, que nos permite aprovechar las nuevas tecnologías en nuestro proyecto educativo.

miércoles, 2 de abril de 2008

Reivindicación de la competencia filosófica

La LOE, siguiendo las indicaciones del Consejo de Europa, considera que la educación tiene como objetivo fomentar en los alumnos ocho competencias básicas: lingüística, matemática, científica, tecnológica, cultural y artística, capacidad de aprender a aprender, de autonomía e iniciativa personal, y social y ciudadana.

Me parece urgente incluir en esa lista la competencia filosófica, que ha sido una de las creaciones más importantes de la cultura humana, y que permite comprender el sentido de todas las demás, y conseguir una autonomía crítica. Lo que nuestros alumnos tienen que adquirir a través de este curso es la competencia filosófica para vivir. Por eso, os propongo una campaña para conseguir que la Unión Europea reconozca la necesidad de la “competencia filosófica” para construir la sociedad ilustrada, justa y avanzada que deseamos.

¿En qué consiste esa competencia filosófica que nuestra asignatura debería fomentar? Se entiende por “competencia” el conjunto de conocimientos, actitudes, hábitos necesarios para responder a demandas complejas. En el caso de la competencia filosófica, las demandas provienen de nuestra complicada situación en el mundo. Necesitamos respondernos a tres preguntas:

  • ¿Qué debo pensar?
  • ¿Qué debo sentir?
  • ¿Qué debo hacer?

He formulado las preguntas como “deberes” porque me parece que la filosofía es un deber. Debo pensar de una manera rigurosa, orientada a la búsqueda de la verdad. Debo sentir de un modo que sintonice con los valores básicos para la dignidad humana. Y debo actuar conforme a las normas éticas. Una teoría del conocimiento, una teoría del mundo afectivo y una teoría ética y política son necesarias para vivir de forma responsable.

La reivindicación de la competencia filosófica se hace en un marco muy concreto: la educación de los adolescentes. Si somos consecuentes con lo que decimos –a saber, que la filosofía es una actividad que debe volverse críticamente sobre el mundo de las creencias recibidas–, tenemos que admitir la posibilidad de una filosofía joven. Es decir, la competencia filosófica le debe permitir al adolescente interpretar su mundo y someter a críticas las creencias del entorno. Para hacerlo son necesarios conocimientos y hábitos. No se puede ejercer la crítica desde la ignorancia. Por eso, es necesario que nuestros alumnos conozcan los conceptos claves de la filosofía, el planteamiento de los problemas principales, el modo de juzgar las soluciones.